ERA DE OTRA
Oliverio Ascascius
Me enamoré de ella
creyendo que me quería.
Su voz era dulce
y su risa cristalina.
Me acariciaba suave,
como se acaricia a un niño,
y compartíamos el vino,
la paz y el aliño.
Así fue creciendo
esa relación hermosa.
Nos escribíamos canciones
y nos decíamos cosas bonitas.
Un día rodeé su cintura
y pegó su cuerpo a mi cuerpo.
Me dijo cosas al oído
que cualquiera envidiaría.
La tarde era gris
y algo canturreaban
los pájaros en su nido.
Los corazones retumbaban
como locos de delirio.
Al fin el esperado beso llegó
y miles de luces se encendieron
como parvadas de luceros
que levantan el vuelo.
Unas eran de pasión
y otras parecían venir del cielo.
Pero antes de incendiar su piel,
sucumbiendo casi al fuego,
se separó de mi
con lágrimas en sus ojos,
y dijo que no podía ser mía
ni de ningún otro.
La tarde era gris
cuando me dijo sus motivos.
Lo nuestro no podía ser
pues tenía ya un amor,
y estaba comprometida,
y ese amor era especial,
un amor que usaba falda
y chanel número cinco.
Como diría García Lorca:
me la llevé al río
creyendo que era mozuela.
pero la mozuela resultó
que tenía "marida".
Ella, ella era de otra.
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